El año 2013 se cerró sin que la ministra de Sanidad, Ana Mato, pudiera cumplir con una de sus grandes apuestas: la implantación de la receta electrónica en todo el territorio. Este sistema que evita visitas innecesarias al centro de salud y mejora la atención de los pacientes es, en opinión de Mato, la base sobre la que se construirá la sanidad del futuro
No todas las comunidades se han subido a las ventajas de lo que hoy se llama la "e-salud", que permitirá tener toda la información clínica de un paciente en un chip, desde tratamientos farmacológicos a antecedentes médicos digitalizados, a golpe de click y accesible desde cualquier punto del territorio.
El 66 por ciento de las recetas se dispensan electrónicamente en España, aunque solo ocho comunidades –Galicia, Baleares, Andalucía, Valencia, Extremadura, Cataluña, País Vasco y Castilla-La Mancha– han completado el proceso de implantación en todos los niveles de asistencia. Otras siete –si se incluye el Ingesa (Ceuta y Melilla)– están muy avanzadas y otras dos –Murcia y La Rioja– han empezado a dar los primeros pasos con programas piloto en unas pocas farmacias.
La comunidad más rezagada es Castilla y León, la única que aún no se ha puesto en marcha. Se hizo un pilotaje en una población de Valladolid en 2009, pero desde entonces no ha conseguido extender la experiencia al resto de sus localidades. En el último Consejo Interterritorial de Salud, donde se reúnen las comunidades con el Ministerio de Sanidad, se presentó un informe de la situación donde se recordaba que la Junta de Castilla y León aún está pendiente de poner en marcha las primeras pruebas. El Gobierno regional ha dejado claro que la receta electrónica no es por ahora su prioridad.
El sistema de la receta electrónica es sencillo
El médico prescribe el tratamiento y mientras sea necesario ya no hay que volver al centro de salud a pedir más recetas. La información se transmite directamente a las farmacias y basta con llevar la tarjeta sanitaria para recoger las medicinas.
Los más beneficiados son los enfermos crónicos porque la receta electrónica permite estar un año entero sin acudir a su médico a por recetas. Aunque, en realidad, supone una mejora para todos los ciudadanos y, sobre todo para los médicos. Se calcula que los facultativos de atención primaria dedican hasta un 30 por ciento del tiempo de su consulta a escribir recetas para continuar tratamientos. Con ese ahorro, se reduce la presión asistencial en los ambulatorios y se tiene más tiempo para atender a los enfermos.
Objetivo, conectar Europa
El proyecto sigue avanzando incluso fuera de nuestras fronteras. El objetivo último es conectar a todas las comunidades con la receta electrónica y después con el resto de Europa. Así se podrá facilitar la atención farmacéutica de cualquier ciudadano europeo en cualquier punto de Europa.
De la conexión europea solo hay, de momento, una experiencia piloto de una farmacia de Sevilla. Los europeos que lleguen a este establecimiento con sus tarjetas podrán recibir el fármaco que sus médicos le hayan prescrito en sus respectivos países.
Este proyecto se enmarca dentro del proyecto europeo ‘epSOS’ (Smart Open Services for European Patients), que tiene como fin último facilitar la atención farmacéutica a cualquier ciudadano europeo en cualquier punto de Europa.
Fuente: ABC
